Recientemente la morcilla ha recibido un obsequio por parte de cierto desconocido artista urbano, que recicla los envases de empanadas, dibujándolos y pintándolos con lápices de colores. Esta táctica de contracultura culinaria, basada en los escritos de la mónada jeroglífica del alquimista John Dee, se remontan a la era victoriana, cuando los soldados británicos guerreaban contra los franceses.
En este particular caso, verán -antes que nada- la fotografía de una empanada masticada por Dee (que se encuentra en el Museo Británico de Londres), y luego el proceso artístico del paquete recibido por la morcilla. En este denotarán la utilización de cubos mágicos y cifras esotéricas, como el pérfido 3 6 2, utilizado por los nigromantes para traer a la vida jamón y queso muerto. Otras fuentes indican que el 3 6 2 (jamás coloquen estos números juntos, dejen espacios en blanco) podría despertar a Babalon, la prostituta que monta la Gran Bestia del libro de las revelaciones.
yo leí algo sobre esto en el national geographic, pero no me lo había creído
ResponderEliminarjajaja
ResponderEliminarMi reino por una empanada como aquella, aunque ese jamón y queso jamás resuciten.
No me importa alimentarme de cadáveres en esta época de lejanías culinarias.
:) beso horneado
musa
Em... pa...nat- a.
ResponderEliminarRica como ella. Empanata de carne (sólo fría, caliente: no). De jamón y queso siempre y cuándo me quiten el plástico. Empanatas rrarass (todas aquellas que tienen vita propia desde la era menemista: al-gu-nas. Para mí. Para vos (él). Para ella. Un trío sexual. Sé que a ella le gusta. Sé que a él le encanta. Y yo... sólo sé aquello que quiero.
Gracias, bene-mío.
ResponderEliminarYa tendremos empanada sombrista,
Suyo,
Vul