Detrás de todo



Ingresamos en la concavidad.

Nos revisaron las manos. Teníamos trampas entre los dedos. Fueron removidas y destruidas.

Accedimos a la crisálida gelatinosa. "Gracias por venir", suspiró. Era cómoda.

Cerramos los ojos y nos entregamos al sueño verde.

Cuando despertamos habían pasado 300 años.

Cargamos nuestras armas y salimos de la cueva. Afuera nos esperaba un futuro para corromper.


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