Cuidado con los vendedores de sonrisas

Un sábado por la noche, la morcilla recibió la visita
de una joven vendedora, ataviada de negro y con el
cabello pintarrajeado de blanco, seguramente de
tempera.

La muchacha en cuestión sacó de sus ropas un maletín
blanco. La morcilla, intrigada, preguntó que había en su
interior. La joven lo abrió y le mostró toda clase de sonrisas.

"Elija una" le indicó ella. Pero como todos sabemos, la morcilla
ha aprendido a no tocar las alegrías ajenas, así que expulsó a
patadas a la vendedora.

No siempre una sonrisa es sinónimo de buen ánimo.

Comentarios

  1. Sabia morcilla! amen hermano Vul!!!

    atte. Tito

    pd: Tito; ni el mecanico tito ni el carnicero Tito.

    soy otro Tito!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario